miércoles, 26 de diciembre de 2012

Pozos.

Se asomó ligeramente, sin llegar a ponerse de puntillas. Solo quería echar un pequeño vistazo, solo sentía un pequeño ramalazo de curiosidad, solo quería ver el reflejo de aquellas aguas.
Se contaba que las aguas de aquel pozo eran mágicas. Decían las habladurías que todo aquel que asomara, conocería absolutamente toda la verdad de cualquier cosa que se quisiera saber, de cualquier inquietud....de cualquier miedo.
La joven estaba expectante y a la vez atemorizada. Sentía cierta excitación, esa clase de excitación que causa bailar con lo prohibido, pues,  por orden real, acercarse a las inmediaciones sin permiso estaba severamente castigado.
Así que, cuando por fin posó sus ojos en la superficie de aquellas aguas turbias, lo hizo al principio con cautela, con miedo....con timidez.
Pero las imágenes la absorbieron, le mostraron al principio, el mundo que ella conocía. Todo en su sitio, sin intenciones ni sombras ocultas. Las aguas eran claras y límpidas. Mas a medida que continuaba su viaje, las aguas comenzaron a enturbiarse. Pronto, un sudor frío recorrió su espalda, el vello comenzó a erizarsele... y anidó en su pecho una creciente sensación de temor.
Las aguas comenzaron a mostrar los horrores detrás de las sombras, las verdades detrás de todas las máscaras, las verdades sumergidas en lo más hondo de aquella negrura.  Todos sus temores se volvieron realidad, todos sus miedos se vieron confirmados.
Pronto se sintió como la suciedad de aquellas verdades empezaba a fusionarse con su propio ser. Pronto la misma joven pasó a ser parte de las sombras. Ahora comprendía absolutamente todo. Ahora con sus nuevos ojos bañados en tinieblas consiguió ver en la oscuridad. La oscuridad ya no guardaba más secretos para ella. Atravesó sus muros, con sigilo, con presteza. Aquella oscuridad envenenaba su alma ¿pero qué más daba? Ella deseaba conocer más. Deseaba más poder. Y cada verdad que contemplaba, pasaba a ser parte de su ser, la iba oscureciendo a ella poco a poco. Sus ojos, que no mucho tiempo atrás fueron azules y claros como las primeras aguas que contempló, se tiñeron de sombras y niebla. Se volvieron oscuros y crueles como la propia oscuridad. Ahora comprendía porqué estaba prohibido. Con sus ojos oscuros y sabios, pronto lo comprendió todo: El bien y el mal, el caos y el orden... todo por fin era real. Real y cruel.
Real y negro. 
Cuando por fin sació su sed de verdad, la chica que se asomó al pozo y la chica que abandonó aquel bosque, ya no eran la misma. En apariencia eran la misma persona, pero por dentro, los pequeños rayos de luz supervivientes, pronto fenecieron ante la fortaleza de las sombras. Era sumamente irónico, que fuera la oscuridad precisamente, aquella que le revelara la verdad.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

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- No temo ni al dolor ni a la muerte. 

- ¿A qué teme entonces mi señora?
- A una jaula, a empuñar sus barrotes hasta que la edad y la costumbre los acepten y toda opción al valor ceda al recuerdo y al deseo.

jueves, 13 de diciembre de 2012

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"Se preguntó si debería haberle dicho que sí lo necesitaba, que su vida resultaba gris si él no estaba en ella para pintarla con su sonrisa, que en aquellos meses se había acostumbrado tanto a tenerlo cerca que ahora se sentía vacía y espantosamente sola..."